Contra Los Dioses (ATG) Novela Español - Capítulo 2101
Capítulo 2101: La «Verdad» contra el mundo
El Reino Divino Final, antiguamente llamado Reino de la Extinción Divina nivel diez, pasó a tener una nueva denominación cuando, en el abismo, ninguna criatura fue capaz de alcanzar el nivel de dios verdadero mediante el cultivo. Desde entonces, el nivel diez de la Extinción Divina se consideró el límite absoluto alcanzable por los seres del abismo, lo que llevó a separarlo bajo el nombre de Reino Divino Final.
El décimo nivel previo se reestructuró en los **nueve niveles de Extinción Divina**, y el Reino Divino Final fue subdividido en **nueve subniveles**. Cada paso en estos subniveles representa un esfuerzo monumental de un cuerpo mortal por aproximarse a un sendero divino que, aunque parece estar cerca, permanece fuera de su alcance.
A pesar de ello, los subniveles del Reino Divino Final son los más arduos de escalar, pero las diferencias entre ellos no son tan marcadas como en otros reinos.
Sin embargo, esto no implica que sean fáciles de superar.
Menos aún cuando el adversario es un **Ancestro Dios Qilin** del pico del Reino Divino Final nivel nueve, dotado de una descomunal constitución y la ventaja del Polvo del Abismo, enfrentándose a **Yuchi Nanxing**, apenas en el nivel tres.
**¡Boom!**
**¡Boom!**
La formación estelar a su alrededor se destruía y restauraba sin cesar. Cada movimiento de la lucha desataba un desastre tras otro en el mundo circundante.
**¡Crack!**
Finalmente, una grieta considerable apareció en la armadura de escamas del Dios Qilin del Abismo. Sin embargo, antes de que Yuchi Nanxing lograra recuperar el aliento, observó con impotencia cómo esa grieta se cerraba ante sus ojos.
En contraste, su propio cuerpo ya había sufrido un contragolpe devastador. Su piel y órganos internos estaban marcados con líneas ensangrentadas de fisuras.
Aunque el lugar se encontraba en los márgenes del Mar de Niebla, donde la concentración del **Polvo del Abismo** era más baja que en las profundidades, seguía siendo parte de este dominio. Este polvo omnipresente debilitaba el poder y la percepción espiritual de Yuchi Nanxing, al tiempo que fortalecía y revitalizaba interminablemente a las criaturas abisales.
—Una lucha patética —dijo una voz etérea.
La voz del **Emperador de la Niebla** resonó, a veces distante, a veces cercana. Ni siquiera Yuchi Nanxing podía precisar su origen.
—Este emperador apenas ha despertado hace un año. Mi propósito no es matar sin motivo, sino salvar incontables vidas condenadas por la corrupción. Y tú, en tu afán por sobrevivir, ¡has masacrado a inocentes sin vacilar! Qué apropiado que provengas de esa «tierra pura» erigida sobre suciedad y pecado.
Cada palabra del Emperador era una herejía para los Caballeros del Abismo y su fe inquebrantable. El rostro de Yuchi Nanxing se contorsionó de furia mientras su energía profunda se agitaba, pero cuando su visión se despejó, quedó helado.
El suelo ante él estaba cubierto de cicatrices, fisuras y sangre. Huesos rotos se esparcían entre cadáveres completamente destrozados.
Sus pupilas se ensancharon al mirar atrás… De los cientos de miles de practicantes profundos que lo seguían, apenas quedaba la mitad.
Los supervivientes estaban gravemente heridos, y el miedo se reflejaba en sus ojos.
Incluso **Bai Yu**, con sangre resbalando de sus labios, avanzaba con obstinación.
Entonces, un pensamiento como un trueno retumbó en la mente de Yuchi Nanxing: esas personas habían muerto debido al poder que él había desatado durante la batalla.
Como caballero del abismo, su deber era mantener su alma pura, ser justo y no tolerar la injusticia, mucho menos… asesinar inocentes.
Pero hoy, en este instante… él…
Su mente se fragmentó. El poder que había reunido con tanto esfuerzo comenzó a disiparse rápidamente.
Fue entonces cuando los ojos del **Dios Qilin del Abismo**, inmóvil hasta ese momento, brillaron intensamente. Toda su fuerza destructiva se canalizó en su enorme cola, que golpeó con ferocidad a Yuchi Nanxing.
**¡Boom!**
El impacto resonó como un millar de truenos, y el sonido de huesos rompiéndose inundó el aire.
—¡Nanxing! —gritó Bai Yu, lleno de horror.
A pesar de su reputación de seres sin conciencia, el Dios Qilin mostró una astucia mortal. Aprovechó ese momento de debilidad mental para asestar un golpe casi letal.
Yuchi Nanxing sintió como si todos los huesos de su cuerpo se rompieran, como si sus órganos internos estallaran y su alma se fragmentara.
**¡Bang!**
Su cuerpo, quebrado y maltrecho, fue lanzado contra el suelo por el Dios Qilin. Sin embargo, como alguien del Reino Divino Final, su resistencia y fuerza comenzaron a recuperarse de inmediato. Apenas tocó el suelo, estaba listo para contraatacar… pero una presión abrumadora cayó sobre él como si el cielo se desplomara.
**¡Boom!**
Una garra titánica del Dios Qilin lo aplastó sin misericordia.
El impacto destrozó el terreno, creando grietas que se extendieron hasta la lejana Ciudad del Desierto Profundo, a cientos de kilómetros.
Los practicantes profundos cercanos fueron lanzados por los aires como hojas al viento, heridos por el violento estallido.
Cuando la garra se levantó, el cuerpo de Yuchi Nanxing yacía destrozado, empapado en sangre. Pero lejos de marcar el final de su pesadilla, esto era solo el principio…
**¡Boom!**
La garra del Qilin volvió a caer sobre su cabeza.
**¡Boom! ¡Boom! ¡Boom!**
Cada golpe era como si los cielos se desgarraran y los océanos se levantaran en caos. La criatura golpeaba con furia incesante, reduciendo aún más los fragmentos de huesos y arrastrando a Yuchi Nanxing hacia las profundidades de la muerte.
**¡Boom boom boom!**
Para los demás, cada impacto equivalía al colapso del universo. Algunos incluso sangraban por los oídos y la nariz debido a las vibraciones, mientras sus gritos eran silenciados por los rugidos ensordecedores.
Solo Bai Yu continuaba avanzando desesperadamente hacia el epicentro.
—¡Señor Caballero, no avance! —gritaron sus subordinados, arrastrados por la tormenta espacial.
—¡Nanxing! ¡Emperador de la Niebla, detente ahora!
En medio del terror, Bai Yu lanzó amenazas desesperadas, totalmente impropias de la dignidad de la Tierra Pura.
**¡Boom!**
Finalmente, el Qilin detuvo su garra. Su cuerpo colosal quedó suspendido, y la devastación comenzó a calmarse.
El cuerpo de Yuchi Nanxing temblaba débilmente, mientras un leve gemido escapaba de sus labios. Aunque estaba al borde de la muerte, aún resistía. ### Después de todo, pertenecía al Reino Divino Final, uno de los treinta y seis comandantes entre los legendarios Caballeros del Abismo. Pese a haber sido aplastado repetidamente por el imponente Dios Qilin del Abismo, seguía aferrándose a la vida.
—**Caballero del Abismo** —resonó la voz del Emperador de la Niebla, emanando de las insondables profundidades del mar de niebla—. **Este emperador nunca ha deseado matar sin razón. Pero tu atrevimiento exige un castigo. Aun así, te ofrezco una salida: arrodíllate y pide disculpas, y este emperador te permitirá marcharte junto a tus compañeros.**
—**Je… jejeje…** —Incluso al borde del colapso, Yuchi Nanxing soltó una risa tenue pero desafiante—. **En este mundo… el único ser ante quien yo, Yuchi Nanxing, me inclinaría… es el Emperador del Abismo.**
—**¡Solo hay un emperador digno de ese título, y es el Emperador del Abismo! ¡Tú… no mereces llamarte emperador!**
—**¡Nanxing!** —Bai Yu exclamó, presa de la angustia. Conocía bien los principios inquebrantables de Yuchi Nanxing y temía que su rebeldía sellara su destino frente al Emperador de la Niebla.
El Emperador de la Niebla no mostró enojo, solo emitió una risa suave, cargada de burla y desprecio:
—**Jajajaja. Qué ser tan pequeño e ignorante, incapaz de comprender su propia insensatez.**
—**Caballero del Abismo, este emperador quiere saber: ¿quién puede llamarse emperador en este mundo? ¿Quién tiene derecho a ese título?**
Yuchi Nanxing levantó la cabeza apenas, y su respuesta no titubeó:
—**¡Solo el Emperador del Abismo!**
La voz del Emperador se tornó insondable, casi un eco infinito:
—**El verdadero emperador de una era es quien puede salvar al mundo de la destrucción o alcanzar lo que ningún ser ha logrado jamás.**
—**Dime entonces, Caballero del Abismo, ¿quién fue el creador de este mundo lleno de calamidades y Polvo del Abismo, y quién lo transformó en un espacio donde la vida pudiera florecer, dando origen al Reino del Abismo?**
Yuchi Nanxing, apretando los dientes, contestó con firmeza:
—**¡El Emperador del Abismo! Sin él, este mundo jamás habría existido.**
La voz del Emperador de la Niebla adquirió un tono de amargo desdén, mezclado con una melancolía imperceptible:
—**Qué noción tan limitada y lamentable… qué criaturas tan patéticas. Entonces explícame, ¿por qué todo el Polvo del Abismo se concentra en este mar de niebla en lugar de devorar el resto de la tierra habitable y la supuesta Tierra Pura?**
Con una determinación que luchaba por mantenerse, Yuchi Nanxing respondió:
—**¡El núcleo del mar de niebla, el Abismo de la Muerte Primordial, lo atrae!**
La respuesta arrancó una risa descontrolada del Emperador de la Niebla, como si hubiese escuchado la mayor de las absurdidades:
—**Jajajaja… Así que eso es lo que creen, tanto en la Tierra Pura como entre los Caballeros del Abismo.**
De pronto, su risa cesó, y su voz se volvió pesada como una sentencia:
—**El abismo, hace incontables eras, era un mundo de muerte y desolación eterna. Solo este emperador y las bestias abisales habitaban en este reino de penurias infinitas.**
—**Hace millones de años, seres de diversos mundos comenzaron a caer en este lugar, luchando y pereciendo en un sufrimiento sin fin. Este emperador, incapaz de contemplar tanta desesperación, utilizó el poder del abismo para atraer el Polvo del Abismo hacia este núcleo, formando el Mar de Niebla y creando un espacio donde la vida pudiera tener esperanza.**
—**Sin embargo, ese acto consumió el poder de este emperador, y caí en un sueño que duró millones de años. Ahora, apenas hace un año desperté, y descubrí que el mundo de esperanza que dejé atrás había sido convertido en la supuesta Tierra Pura, atribuida al ‘Emperador del Abismo’.**
La revelación del Emperador de la Niebla resonó como un trueno entre los presentes, incomprensible y devastadora.
—**¡Mentiras descaradas!** —rugió Yuchi Nanxing, lleno de ira—. **¡No tienes derecho a deshonrar los logros del Dios de la Creación, el verdadero Emperador del Abismo!**
En ese momento, el cielo se oscureció de repente.
El Polvo del Abismo comenzó a arremolinarse, expandiéndose en todas direcciones, cubriendo kilómetros en un abrir y cerrar de ojos. La voz del Emperador de la Niebla resonó de nuevo, como si fuera una verdad absoluta:
—**Dime, Caballero del Abismo, ¿puede ese Emperador del Abismo que veneras controlar el Polvo del Abismo? ¿Puede dominar este mar de niebla?**
Yuchi Nanxing quedó paralizado, observando el mar de niebla en movimiento. Quiso responder, pero las palabras no salieron de sus labios.
—**Si no puede, ¿cómo pudo crear un lugar habitable en este reino abisal?**
—**Yo sí puedo. Entonces, ¿cómo puedes negar que soy quien domina esta niebla y el verdadero creador de esas tierras habitables?**
El caballero intentó alzar la cabeza, sus labios temblaban al tratar de refutar. Pero, aunque su espíritu le exigía responder, su mente no podía negar lo que había presenciado.
El Emperador de la Niebla controlaba el Polvo del Abismo como si fuera una extensión de sí mismo. Era un poder que nadie más poseía, ni siquiera el legendario Emperador del Abismo.
—**Ahora, responde esto, Caballero del Abismo:**
La voz del Emperador se acercó más, como un susurro que perforaba el alma de Yuchi Nanxing:
—**¿Por qué las bestias abisales que habitan en el mar de niebla rara vez abandonan este lugar para devastar las tierras habitables o la llamada Tierra Pura?**
Yuchi Nanxing trató de hablar, pero esta vez su respuesta llegó con inseguridad:
—**Porque… el Polvo del Abismo las atrae.**
El Emperador de la Niebla soltó un breve pero gélido “ja”, y, en ese momento, todos sintieron un terror indescriptible. Sombras colosales surgieron del mar de niebla: las bestias abisales.
Miles de ellas se elevaron en el aire, sus ojos brillando con un fulgor ominoso. Sin embargo, no atacaron ni rugieron. Solo permanecieron inmóviles, como si aguardaran órdenes.
Esta escena era más aterradora que cualquier batalla en el abismo. Las bestias obedecían una voluntad superior, algo que ni Yuchi Nanxing ni los presentes podían comprender.
—**Ahora, deja que este emperador te lo explique claramente:**
La voz del Emperador de la Niebla retumbó con autoridad:
—**Estas bestias obedecen mi decreto imperial. Ellas no abandonan el mar de niebla porque yo, antes de mi sueño, ordené que no lo hicieran. Todas son mis súbditos. Esa Tierra Pura que veneras como un mérito ajeno es, en realidad, el resultado de mi compasión y mi poder.**
El Emperador de la Niebla finalizó con una verdad aplastante:
—Y ahora, tú, que te atreves a atacarme, osas llamarme blasfemo.